Los próximos días 21 y 22 de octubre
Obituario: Concha Pedrosa y Pérez Dávila
Jesús Mª Sanchidrián Gallego
Ayer jueves, 24 de julio, falleció la maestra y humanista Concha Pedrosa y Pérez Dávila, a los 102 años, una mujer comprometida con la educación, y una activista defensora de numerosas causas de los más desfavorecidos. Su profunda huella en Ávila bien merece el reconocimiento de la sociedad abulense por su generosidad con la ciudad que la acogió y por cuyas gentes luchó abogando por la convivencia y la tolerancia.
De origen gallego, a Concha se la conoce en Ávila también por ser hermana de Carmela, la acreditada directora del Archivo y la Biblioteca Pública y, más tarde, de la Casa de la Cultura, espacio donde se apostó por acercar la cultura y las libertades a la población abulense. A ellas, el maestro y poeta Ovidio Pérez Martín, en una de sus tribunas comenzó con la siguiente dedicatoria: "A Carmela y Concha Pedrosa, tan solidarias con todos los seres, sobre todo con los que viven".
Concha Pedrosa ejerció el magisterio con técnicas novedosas de enseñanza, y son numerosas las generaciones de alumnos y compañeros que tienen en esta singular mujer un valioso ejemplo de entrega, perseverancia, amor y mecenazgo de causas educativas, sociales y culturales. Así, entre sus alumnas y alumnos de prácticas se recuerda la aplicación en sus clases de las llamadas técnicas de Freinet.
"La escuela no debe desinteresarse de la formación moral y cívica de los niños y niñas, pues esta formación no es sólo necesaria, sino imprescindible, ya que sin ella no puede haber una formación auténticamente humana" (Célestin Freinet).
Sobre estas novedosas técnicas, algunos futuros maestros de entonces recuerdan con cariño y excelente método de aprendizaje, entre otras muchas, la creación de una imprenta escolar que servía de base funcional para la comunicación, donde se llevaban a cabo actividades que estimulan el tanteo experimental, la libre expresión infantil, la cooperación y la investigación del entorno.
En 1988, con motivo de su jubilación, sus compañeros del Concejo Educativo, movimiento surgido con la llegada de la democracia en 1977 en el que Concha Pedrosa 'militaba', rindió a esta maestra pionera un sentido homenaje en el que se destacó su compromiso con la renovación pedagógica, y su activismo en la defensa y promoción social de los marginados. Fue la comunidad gitana de Ávila quien encontró en ella una maestra y una amiga incomparable, siendo en 1987 en aquellos locales existentes junto a los albergues de la calle Nuestra Señora de la Cabeza donde, junto con Sagrario Jiménez, impartía las clases, a la vez que reivindicaba una vivienda digna para los vecinos de la barriada.
Por su trayectoria, recibió el prestigioso premio 'León de Ávila a los Valores Humanos', en sus segunda edición de 1994, otorgado por el Club Leones abulense que presidía Adolfo Yáñez a propuesta de un amplio y selecto jurado, en razón a sus méritos obtenidos día a día por su abnegado y desinteresado servicio en favor de los sectores sociales más desfavorecidos de Ávila, y más concretamente por su trabajo con las internas del Centro Penitenciario de Brieva y con la Comunidad gitana. Todo ello avalado por la asociación de voluntarios de servicios sociales (ANPROS), a cuya propuesta se unieron numerosas personas y colectivos procedentes, incluso, de Valencia, Perú y República Dominicana, quienes conocían bien el trabajo humanitario del esta mujer que desde muy joven se impuso como objetivo servir a los demás. Años después, Adolfo Yañez no dejó pasar la oportunidad para incluir a Concha Pedrosa en su libro Forjadores del siglo XX en Ávila (Club de los Leones de Ávila, 2000).
A mayores, desarrolló un trabajo encomiable en la Sociedad Protectora de Animales, donde fue una de las socias más activas desde su fundación, tanto que aportó terrenos para uno de los tres refugios que tenía la asociación e, incluso, prestó su casa para hospital y refugio de animales desvalidos. En reconocimiento por esta labor, en 1999 recibió un caluroso homenaje de la Protectora de Animales.
En cuanto a su personalidad, Concha dijo de sí misma: "Soy una persona mayor, conocí la fratricida contienda del 36 de España y la terrible guerra europea, barbaridades ambas en las que fue la intolerancia, precisamente la que armó la mano de los protagonistas de tan tristes sucesos. La apertura hacia otras culturas nos enriquece, siempre que sepamos seleccionar y absorber lo que tiene de positivo. Cuanto podemos aprender de Las Moradas de los Corazones, de Au-I-Hassa al Nuri, de Bagadad. La santa abulense era una mujer abierta y, de la lectura de autores que pertenecían a otras culturas, tomó ideas para escribir una de las obras más bellas de las letras españolas. También Alfonso X el Sabio, a través de la Escuela de Traductores de Toledo, iluminó el saber europeo de la Edad Media con la difusión de los trabajos llevados a cabo por pensadores y científicos árabes o judíos".
Una de sus últimas intervenciones tuvo lugar en el programa 'Conversaciones', el cual se desarrolló en el Archivo Histórico Provincial de Ávila en 2013, junto a otras mujeres como Mª Luisa Losada Toyran, Mª Teresa Calvo Jiménez, Mª Cruz Fernández de la Puente y Sonsoles Sáez Nieto, mujeres todas ellas que pusieron voz a la mirada de otras muchas que también fueron heroínas anónimas.
Finalmente, en 2016, cuando contaba 93 años y vivía en una residencia de mayores, nos dejó estas impresiones de su participación en un curso de la HOAC: "En mi vida he asistido a muchos ejercicios espirituales. En ellos trataba de aislarme lo más posible de todo: solo Dios y yo. El silencio absoluto, los demás como si no existieran, la mirada recogida y vuelta hacia el interior para conocer, en lo posible, todo lo torcido; y elevada hacia Dios para tratar de saber cuál era su voluntad y pedir gracia a fin de ajustar a ella mi vida. En la HOAC el planteamiento fue distinto. Al principio me desorienté. Luego lo entendí. No estábamos Dios y yo solos. Estaba en un grupo de hermanos que eran para mí la presencia y la palabra de Dios".