Los servicios de extinción han logrado eliminar los dos focos que permanecían activos en el perímetro del incendio, lo que representa un avance importante en las labores de contención, aunque la situación sigue siendo delicada.

Actualmente, el fuego presenta un perímetro muy irregular de más de 25 kilómetros, lo que obliga a los equipos a trabajar intensamente para aislar las zonas ya quemadas de las que aún no han sido alcanzadas por las llamas. Es lo que técnicamente se conoce como perimetrar el incendio.

Además, los equipos deben centrar sus esfuerzos en eliminar puntos calientes que podrían reavivarse con el viento, ya que el incendio todavía no está controlado y existe riesgo de reactivaciones a lo largo de la tarde.

Las autoridades insisten en que, pese a este avance, la vigilancia será clave en las próximas horas para evitar que el fuego recupere intensidad.