Es insoportable tu levedad, Europa

Artículo de José Alberto Novoa, politólogo y secretario general de CCOO en Ávila

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Es insoportable tu levedad, Europa
Una madre gazatí con su hijo. (Foto: UNRWA)
José Alberto Novoa
Lectura estimada: 4 min.

El escritor Milan Kundera publicó en 1984 la novela titulada 'La insoportable levedad del ser'. Una obra que plantea una reflexión profunda sobre la naturaleza efímera y a menudo carente de un propósito intrínseco de la vida humana. Una reflexión sobre las decisiones que tomamos en la vida, la "levedad" de existir y la "pesadez" de la responsabilidad.

La Unión Europea se constituyó sobre la base de un conjunto de principios y valores que son comunes a sus Estados miembro y que guían su acción tanto interna como externa. Estos principios, recogidos en el Artículo 2 del Tratado de la Unión Europea (TUE) y en la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea, son la dignidad humana que debe ser respetada y protegida; la libertad, tanto de circulación para personas, bienes, servicios y capitales, como a la vida privada, de pensamiento, de conciencia, de creencias, de reunión, de expresión y de información; la democracia como sistema político y de representación; la igualdad en derechos para toda la ciudadanía ante la ley sin ningún tipo de discriminación; el Estado de Derecho; el respeto a los Derechos Humanos; el pluralismo político; la tolerancia, la justicia y la solidaridad; y la paz y el bienestar de los pueblos.

Estos principios no solo guían la legislación y las políticas de la UE, sino que también son un requisito fundamental para cualquier país que desee formar parte de la Unión. Además, la UE busca promover estos valores a nivel global, para contribuir a un mundo de paz, seguridad y desarrollo sostenible.

Sin embargo, desde hace demasiado tiempo ya, en lo referente al genocidio de Gaza, parece que la Unión Europea está olvidando o relajando sus principios. Algo que, de seguir así, dejará a Europa, como proyecto alternativo a las tradicionales políticas internacionales de imposición, en el peor lugar de la Historia que pudiera imaginarse.

La situación en Gaza es insostenible y es imprescindible la intervención urgente de la comunidad internacional, con todos los medios a su alcance, ante el genocidio que se está perpetrando contra el pueblo palestino. Europa debe dar ejemplo desde sus principios fundacionales. No puede seguir demostrando al mundo que lo más importante sigue siendo el interno de sus fronteras. Entre combatir un genocidio o la dictadura de los aranceles de Estados Unidos, los dirigentes europeos deben estar a la altura de las circunstancias. ¿Se trata de Derechos Humanos o de mercado?

Está pasando de sensación a certeza que la Unión Europea está más preocupada y ocupada en no incomodar al neofascista Trump, aceptando sus condiciones de guerra arancelaria, que en influir para detener la insoportable deshumanización que está suponiendo la masacre de la población palestina en la Franja de Gaza.

La pasividad de Europa ante los ataques contra la población civil, la obstrucción sistemática a la ayuda humanitaria, la privación de agua y comida, el bombardeo de escuelas y hospitales, o el asesinato de niños y niñas que buscan conseguir algo de alimento, contradice las razones por las que fue creada la Unión Europea para evitar, precisamente, estas situaciones. ¿Hasta dónde tu levedad, Europa, que puede dejarte despojada de toda credibilidad para el futuro?

Contribuir a parar la masacre en Gaza es la única forma de situarse en el lado correcto de la Historia, porque lo que estamos viendo y viviendo en directo ya lo conocemos. Fue el Holocausto, y por él se creó la Unión Europea.

La crueldad que Israel está demostrando contra el pueblo palestino, cuyo objetivo último es su aniquilación definitiva priorizando el asesinato de mujeres y niños para evitar su reproducción y continuidad como pueblo, no puede contar solamente con la parálisis de la comunidad internacional. La intervención contra Israel no es imposible, es urgente y necesaria, y estaría absolutamente justificada para acabar con una situación que, de lo contrario, dejará en entredicho a los Estados que se dicen defensores de los Derechos Humanos.

En gran medida ello depende de la voluntad de los gobiernos democráticos europeos que, seriamente, se planteen una intervención contundente y directa contra el gobierno de Netanyahu. La posibilidad de que la Unión Europea imponga sanciones a Israel por la situación en Gaza depende de la voluntad política y de la demostración efectiva de que se cree sus propios principios fundacionales. Si esto fuera así, todas las dificultades que supone el criterio de unanimidad a la hora de tomar acuerdos entre los 27 estarían salvadas.

La Unión Europea es responsable ante el mundo y tiene mecanismos de intervención para condicionar el alto el fuego contra Palestina y detener los ataques indiscriminados que practica el estado terrorista de Israel. Más allá de las advertencias simbólicas que algunos países de la UE están lanzando contra Israel, existen más posibilidades de actuación.

El Acuerdo de Asociación UE-Israel incluye una cláusula que vincula las relaciones mutuas al respeto de los Derechos Humanos y los principios democráticos. Perfectamente este acuerdo podría suspenderse de inmediato en tanto no se reestablezca el alto el fuego y la garantía de entrada de toda la ayuda humanitaria a la Franja de Gaza. Además, Europa puede suspender el comercio con los asentamientos ilegales de colonos israelíes en Palestina, puede embargar el comercio de armas, o sancionar a ministros del gobierno de Netanyahu. Medidas, todas ellas, que sí ha aplicado contra Rusia en su invasión sobre Ucrania.

Gaza es la prueba de la resistencia humana frente a la barbarie, pero sus habitantes no podrán solos. En el cambio de época en el que nos encontramos, en el que la internacional del odio pretende hacer saltar por los aires los marcos democráticos construidos desde la II Guerra Mundial que hunden sus raíces en los Derechos Humanos, es insoportable la levedad de una Europa que no está a la altura de las circunstancias defendiendo y aplicando sus principios fundacionales en favor de la paz y contra el genocidio palestino. De seguir así, el mundo conocido hasta ahora habrá fracasado.

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