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"El legado más importante no son los títulos, sino el impacto que dejas en los demás"
Silvia Domínguez recibe el Premio a la Trayectoria y reflexiona sobre su carrera, el valor del liderazgo, la evolución del básquet y lo que significa dejar huella
Hablar con Silvia Domínguez es hablar de baloncesto, pero también de mucho más. De esfuerzo, de liderazgo, de ejemplo; de todo lo que no se entrena pero se contagia. Ahora, cuando Tribuna Grupo le entrega el Premio a la Trayectoria en los Premios Legado, la palabra adquiere un significado especial. Porque su legado no se mide solo en títulos, asistencias o partidos, sino en la huella que ha dejado en la gente y en una ciudad que la siente como propia. Salamanca lo demostró el día que una jugadora nacida en Montgat fue elegida pregonera de sus Ferias y Fiestas, y lo confirmó cuando el pabellón donde tantas veces jugó de azul pasó a llevar su nombre. En esta conversación, Silvia repasa lo que significa dejar huella -en la pista y fuera de ella-, el valor del equipo, el crecimiento del baloncesto femenino y la certeza de que, aunque el 6 ya no esté sobre el parqué, sigue marcando el camino.
Silvia, este año los Premios Legado reconocen tu trayectoria deportiva y humana. ¿Qué significa para ti recibir un galardón que no solo celebra los logros, sino también el impacto que dejas en los demás?
Me quedo con esa última parte, la del impacto, porque en lo deportivo siempre habrá gente que lo reconozca más o menos. Pero haber tenido un impacto más allá de la pista significa más, es más importante, y me siento privilegiada.
Siempre he intentado ser la mejor compañera posible, la mejor deportista posible, pero sobre todo la mejor persona posible"
Has sido un referente dentro y fuera de la cancha. ¿Qué legado te gustaría que quedara de tu carrera?
Sobre todo, los valores que me ha dado el deporte; que los haya podido transmitir más allá de la pista, a la gente con la que he compartido, a la gente que ha venido a un pabellón a verme. Y el hecho de que siempre he intentado ser la mejor compañera posible, la mejor deportista posible, pero sobre todo la mejor persona posible, dentro y también fuera de la pista.
¿Cómo viviste el momento de tu retirada tras una trayectoria tan brillante? ¿Fue una decisión meditada o más bien emocional?
Es algo que, cuando ves que quedan pocos años, cada vez está más presente en el día a día, en el pensamiento. Pero sí que a veces hay motivos o momentos que te hacen ver que es el momento de tomar la decisión. Es algo que decidí durante la temporada pasada, en febrero o marzo, que ya rondó mucho por mi cabeza, y lo importante es prepararse para ello mentalmente.

Has jugado en clubes emblemáticos y has vivido momentos históricos con la Selección Española. Si tuvieras que quedarte con tres hitos que definan tu carrera, ¿cuáles serían?
Uno, sin duda, son los Juegos Olímpicos de Río 2016, por lo que suponía jugar unos y también por haber ganado una medalla olímpica. Otro sería la primera Euroliga que gané con Perfumerías Avenida, que fue la más especial, sin duda. Y después es complicado quedarme con solo uno de los Eurobasket que ganamos con la selección, porque cada uno fue diferente y especial, pero la manera en que disfruté jugando esos años creo que es con lo que me quedo.
El baloncesto me ha enseñado lo que significa la resiliencia y el sacrificio, que es algo muy aplicable a lo que puede venir después o a otros ámbitos de la vida"
¿Qué enseñanzas te ha dado el baloncesto que más te han servido fuera del deporte?
Sin duda, me ha enseñado lo que significa la resiliencia y el sacrificio, que es algo muy aplicable a lo que puede venir después o a otros ámbitos de la vida. También a superarme a mí misma, porque no todo es bonito. Sin duda, la gente piensa que todo ha sido muy bueno, pero hay momentos duros, y el baloncesto me ha dado eso y valores como el compañerismo, la generosidad… que al final ayudan a ver que soy una persona fuerte y que puedo superar adversidades.
Has sido capitana del Perfumerías Avenida durante muchos años y también de la selección. ¿Qué has aprendido del liderazgo que pueda trasladarse a la vida cotidiana?
He aprendido a tener en cuenta al resto, a las personas con las que convivo, que están alrededor, que pasan por momentos mejores o peores, a veces diferentes a los que una vive a nivel individual. Creo que lo que más se aprende desde esa posición es a ser empática, porque sabes que la persona que está a tu lado es importante para el éxito del equipo, y cuidar de esa persona puede garantizar tu éxito. Así que, a lo largo de los años, he aprendido a liderar de diferentes maneras y, sin duda, cada vez he ido teniendo más en cuenta cómo se sentían esas personas con las que tenía que compartir temporadas.

En un deporte colectivo, ¿cómo se equilibra la ambición personal con el espíritu de equipo?
A veces los egos salen un poco a la superficie y una, evidentemente, quiere estar bien por encima de todo. Pero creo que hay que saber identificar los momentos: cuándo es tu momento, el del equipo… poner todo en una balanza, y seguramente eso es lo más complicado de gestionar. Saber seguir a pesar de todo es lo más difícil, pero también creo que es lo que diferencia a los grandes jugadores.
¿Hay alguna compañera o entrenador que te haya marcado especialmente?
Serían muchos. No quiero ser injusta, porque sería complicado, pero siempre he dicho que Roberto Íñiguez ha sido un entrenador especial en mi carrera por lo que tiene de baloncesto y fuera de la pista. Evidentemente, tiene una personalidad muy suya y hay gente que ve otras cosas, pero me quedo con lo que he podido vivir con él.
Quizás lo más complicado para lo que estamos viviendo ahora es que las jugadoras, que también son personas, sean capaces de gestionar toda esa visibilidad como algo positivo"
Eres una de las grandes referentes del baloncesto femenino en España. ¿Cómo ves el presente y el futuro del deporte femenino?
Está habiendo un cambio. Es verdad que hay un cambio generacional, de dinámica del baloncesto y también en cuanto a visibilidad. Las nuevas generaciones están viviendo algo diferente a lo que yo viví cuando era joven, que es ser referente desde el principio, desde que empiezas a ser profesional. Creo que hay que aprovechar el momento. Se está vendiendo bien el producto, tiene mucho éxito a todos los niveles —tanto en la selección como en la liga nacional— y toda esa visibilidad tiene cosas buenas, aunque también alguna mala. Quizás lo más complicado para lo que estamos viviendo ahora es que las jugadoras, que también son personas, sean capaces de gestionar toda esa visibilidad como algo positivo: ni te lleve muy arriba ni muy abajo.

¿Qué mensaje te gustaría dar a las jóvenes deportistas que empiezan ahora su camino?
Al final, creo que toda esta visibilidad puede llevar a que te pongan en un nivel que —no digo que no sea merecido— pero que puede hacer que dejes de hacer las cosas necesarias para seguir teniendo éxito. No todo está dicho y hecho porque digan que eres la mejor, sino que hay que seguir trabajando para serlo, y bueno, el equilibrio de eso es difícil. Antes no había redes, no había esa visibilidad, y la gente hablaba de ti sin que te llegara. Ahora está muy cercano y a veces puede implicar cosas en positivo o en negativo.
A nivel deportivo, la camiseta con la que más ilusión he jugado al baloncesto ha sido la de Avenida, y siempre va a ser especial"
¿Qué ha significado Salamanca y el Perfumerías Avenida en tu vida, más allá del baloncesto?
Te diría que significan todo. Ya no solo como jugadora de baloncesto: me he desarrollado aquí como persona. Han sido quince temporadas a nivel deportivo, pero muchas más a nivel personal, y he encontrado una segunda casa. Un sitio en el que me siento cómoda. A nivel deportivo, la camiseta con la que más ilusión he jugado al baloncesto, y siempre va a ser especial.
¿En qué sueña Silvia Domínguez ahora que ha colgado las zapatillas? ¿Sigue habiendo una pista en tu horizonte, aunque sea de otro tipo?
Encontrar la misma pasión que tengo jugando al baloncesto con otras pequeñas cosas, seguramente de manera diferente, pero encontrar aquello. Ahora estoy con muchas pequeñas cosas, pero quiero encontrar aquello que me apasione y que me siga haciendo vibrar de la manera que me hace vibrar el baloncesto. Y seguramente va a seguir siendo baloncesto, pero veremos de qué manera.
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