Cruce de caminos en una tierra con un importante patrimonio artístico y etnográfico
Singularidad y sabor en la Ruta del vino Ribera del Duero
Cruce de caminos en una tierra con un importante patrimonio artístico y etnográfico
En Castilla y León se encuentra una de las rutas del vino más especiales de España por sus conocidos caldos y su singular riqueza cultural: La Ribera del Duero, una importante y rica franja terrenal que recorre las provincias de Burgos, Segovia, Soria y Valladolid, con el río Duero como protagonista y compañero de viaje.
Una tierra con más de dos milenios de tradición vitivinícola, cuyo prestigio ha traspasado fronteras hasta alcanzar un reconocimiento internacional. Una cocina de gran carácter, donde la herencia gastronómica –con el cordero lechal asado en horno de leña como plato emblemático– convive en armonía con propuestas de autor, avaladas por distinciones como Soles Repsol, BIB Gourmand o Estrellas Michelin.
Sin embargo, la Ruta del Vino no se limita al vino y la mesa: su riqueza se amplía con un vasto patrimonio natural y cultural que completa la experiencia. La Senda del Duero GR-14, que recorre más de 130 kilómetros junto al río, el Parque Natural Hoces del Río Riaza, el Camino del Cid o los itinerarios entre Árboles Singulares son solo algunos ejemplos.
Ocho Conjuntos Histórico-Artísticos, municipios reconocidos entre 'Los Pueblos Más Bonitos de España' y 'Pueblos Mágicos' custodian bodegas subterráneas, restos arqueológicos, fortalezas y monasterios, en el corazón de una tierra marcada por el viñedo y los campos de cereal.
El paso del tiempo y la herencia de la naturaleza han regalado a esta tierra un suelo privilegiado para el desarrollo de la vid. Un clima de contrastes, que desafía el ciclo habitual de los viñedos, les imprime personalidad, fuerza y un carácter que los distingue del resto.
Desde vinos rosados y tintos jóvenes hasta crianzas, reservas y grandes reservas. Todos comparten un hilo común: la uva Tempranillo, variedad autóctona de la Ribera del Duero, responsable de aportar intensidad de color, riqueza aromática y estructura, convirtiendo cada vino en algo singular. Junto a ella, el Consejo Regulador autoriza otras cepas como Cabernet-Sauvignon, Merlot, Malbec y Garnacha Tinta, además de la única blanca admitida, la Albillo. En total, seis variedades que se traducen en un sabor único y una calidad inconfundible en cada botella.
En la Ribera del Duero hay un vino pensado para cada ocasión y para cada persona. Más de 900 etiquetas amparadas por la denominación de origen reflejan el esfuerzo de 8.000 viticultores y más de 270 bodegas que trabajan con dedicación absoluta en el viñedo.
A lo largo de la Ruta del Vino Ribera del Duero es posible disfrutar de materias primas de primera calidad, productos naturales y la destreza de los cocineros locales, capaces de conquistar el paladar de cualquier viajero. Entre todos los platos, el auténtico protagonista es el cordero lechal o lechazo, asado lentamente a 180 °C en hornos de barro alimentados con leña de encina. Su secreto reside tanto en la excelencia de la carne como en la pericia del asador, dando como resultado una pieza tierna, jugosa y de un delicado tono rosado. Un alimento 100% natural, ligero en grasas y rebosante de sabor.
A esta especialidad se suma una variada despensa que incluye embutidos tradicionales como la morcilla o el chorizo, quesos artesanos, setas de temporada, la clásica sopa castellana o las chuletillas de cordero, además de carnes de caza menor como perdiz, liebre, conejo o codorniz. Y para cerrar la experiencia, los dulces típicos —empiñonados, hojaldres y yemas— ponen el broche final a un recetario difícil de igualar.
La ruta con personalidad propia que combina naturaleza y sabor
A través de la riqueza vitivinícola se presentan diferentes oportunidades para descubrir las zonas en las que nacen algunos de los mejores caldos de España
Déjate envolver por el ritmo pausado de una tierra que respira vino, historia y hospitalidad, ¡El Bierzo te espera con los brazos abiertos y la copa llena!