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Clásico

El Vítor de San Pedro Bautista supera la cifra de 1.000 euros  

San Esteban del Valle acoge a más de una treintena de caballistas de la localidad y de los pueblos cercanos que acompañaron con sus corceles el recorrido del Vítor

El Vítor de San Pedro Bautista. (Fotos: Julián González Menéndez)
Julián González Menéndez
Lectura estimada: 6 min.
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La localidad abulense de San Esteban del Valle ha celebrado sus fiestas patronales en honor de San Pedro Bautista con enorme alegría y disfrute de todos sus vecinos. La subasta del Vítor de los días 7 y 8 de julio alcanzó la cifra de 1.050 euros y 450 euros, respectivamente. Como es habitual, contó con una gran afluencia de visitantes venidos de todas las localidades próximas del barranco de las Cinco Villas y de todo el Valle del Tiétar. 

Cada año toma más fuerza la pasión que las personas de este pueblo barranqueño ponen por trasladar a las gentes que se acercan a vivir El Vítor todo lo que sienten por Pedro Bautista. Y cada celebración sorprende la forma en cómo los lugareños viven tan magno acontecimiento.

Con el Vítor -declarado Fiesta de Interés Turístico Regional en 1996-, el pueblo  toma un especial color. El rojo del martirio de San Pedro Bautista en Nagasaki (Japón), ocurrido el 5 de febrero de 1597, hace que sea una noche mágica. Los pañuelos que los lugareños lucen en sus cabezas, las antorchas humeantes que impregnan las calles por donde transcurre la comitiva y los caballistas con sus corceles, dan al acto un enorme esplendor.

Suena a reiteración decir que el pueblo vive una transformación en las dos celebraciones del Vítor que se realizan los días 7 y 8 de julio, pero es así. Este año, por coincidir en domingo, hubo una gran afluencia de forasteros ávidos de escuchar las décimas y sonetos que ensalzan la vida y martirio de nuestro paisano Pedro Bautista.

Son las fiestas de mayores, jóvenes y pequeños, pero es muy destacable el protagonismo que la juventud ha adquirido en las celebraciones del Vítor. A esta nueva generación se la ve entusiasta, que enarbola  el pañuelo rojo del martirio de Pedro Bautista con pasión y que acompaña en comitiva cantando todo el recorrido por donde transcurre. Los móviles permiten que las personas ausentes puedan escuchar en su lejanía las famosas canciones  y vivas que salen de las gargantas de los asistentes a la figura del Santo.         

 Gran emoción y sentimiento

 

Emoción, muchos sentimientos y profundidad es lo que nos transmitió Iván García en las dos celebraciones de los días 7 y 8 de julio. Hubo momentos en los que incluso la explosividad que pone en sus palabras nos llegó a contagiar y provocó que los ojos se volvieran vidriosos.

El propio Iván no pudo contenerse al final de la segunda noche y explotó emocionalmente. En la casa de los dos mayordomos, la voz se le rompió por unos momentos ante las frases que encerraban la décima que estaba declamando. Con la voz rota, entrecortada, presenciamos lo humano y sentimental que es. Su ternura nos emocionó a la mayoría que lo vivimos. Los numerosos aplausos que salieron de los asistentes y los vivas que saltaron a quién echa El Vítor le sirvieron, de inmediato, para tomar fuerza y solventar magistralmente la situación.     

Y es que, el recitador hace que El Vítor adquiera una gran belleza y que sorprenda enormemente a quienes lo viven por primera vez. La palabra "¡Vitoooorrrr!" sale siempre tan potente desde las gargantas entusiastas de todos los vecinos que deja atónitos a los propios forasteros que lo viven por primera vez. 

El gran gentío que nos acompañó el día 8 era tal que hizo que el recorrido fuera muy lento pero de una gran preciosidad. El arranque del Vítor es siempre espectacular aunque esta vez fue más conmovedor aún porque no podía haber más multitud de personas.

Antorchas y pañuelos rojos a la cabeza 

Es el momento más emotivo de la noche. Las antorchas humeantes con el fuerte olor a resina colocadas en la plaza de la Capilla, los vecinos con los pañuelos a la cabeza, el grupo de personas que transporta las antorchas y los caballistas subidos en sus caballos, arropan el estandarte del Vítor que  transportará el recitador. Dos caballistas lo acompañan portando cada uno un farol.  

De pronto, en profundo silencio, Iván lanza al aire las dos primeras décimas y todo el mundo responde con un atronador ¡Vítoooorrrr!  A continuación, la gaitilla da paso para que los asistentes caminen y la comitiva acompañe con los cánticos en honor a Pedro Bautista.

La primera de las décimas que Iván declamó delante de la Capilla donde nació el Santo es conmovedora. 

¡Cuna de su nacimiento

Es San Esteban del Valle,

Espectador con detalle

De prodigiosos momentos.

Sin atisbo de lamento

Ni lugar a mezquindad

Concibió la cristiandad

Como real apostolado

Designio de Dios marcado

Por lema ejemplaridad! 

Otra de las décimas que pone el vello de punta es la que habla de Pedro Bautista niño, jugando en su pueblo de San Esteban del Valle y cómo, posteriormente, se convirtió en héroe del calvario sufrido en Japón. 

¡Ved a Pedro que jugaba

Con otros de sus iguales

Y en solemnes festivales

Sus aficiones mostraba.

Procesiones simulaba

Y eran toda su afición

Pública demostración

De que llegando algún día

El héroe invicto sería

Del Calvario del Japón 

Por ese motivo, alegra y conmueve enormemente ver a los niños que van con sus padres o abuelos ataviados con sus pañuelos rojos. Unos a hombros, otros subidos en los caballos, y otros en los balcones y ventanas presencian atónitos el recorrido que sigue el Vítor. Las miradas de muchos de ellos son de una maravillosa ternura.

La Iglesia como estandarte 

El segundo de los momentos más llamativos es la subida de la comitiva hasta la iglesia, situada en la parte más elevada del pueblo. Las escaleras de la Puerta Mayor de la Iglesia de San Esteban del Valle están totalmente repletas de jóvenes que esperan la llegada del Vítor.

En la oscuridad de la noche, es algo mágico el rezo del Padrenuestro que Iván García y la comitiva dedican a los difuntos de la localidad. Un silencio sepulcral y recogimiento dejan unos instantes escalofriantes entre los asistentes.

Posteriormente, se produce la subasta en la casa de los dos mayordomos. Este año, correspondió a los hermanos Joaquín y Almudena Cuadrado, que el día 6 de julio nos habían invitado, como establece la tradición, a las famosas castañas cocidas, pastas barranqueñas y la típica limoná de vino blanco de la zona.

 Subasta muy reñida 

La subasta del 7 de julio -por ser el día más relevante- fue muy disputada y el remate final alcanzó los 1.050 euros. Susana y Noelia Sánchez pudieron ver cumplida su promesa de clavar el Vítor. La segunda celebración del día 8 se cerró en 450 euros. Manuel Vicente Fernández, primo de los mayordomos, logró igualmente su deseo. 

Durante las subastas, sonaron como es costumbre las famosas frases dirigidas al recitador de: ¡No te aceleres, que no está nevando. Si es forastero no vale. Si es del pueblo bueno es. ¡Y que lo clave el que sea!

Instantes antes de la subasta y de la subida del Vítor a la Iglesia, se había producido la famosa carrera de los caballistas en sus corceles. Lo empinado de la calle por la que transita la carrera, algunos giros muy bruscos y cerrados que deben hacer los caballos y el asfalto de cemento convierten el trayecto en una prueba realmente peligrosa a la vez que fascinante.

A ambos lados de la calle, los vecinos presencian el golpeteo de las herraduras de los equinos contra el cemento y las chispas que sueltan en el transcurso de la carrera. Es difícil describir en palabras los movimientos bruscos que los caballos que están en primera línea realizan antes de salir. Las imágenes son impactantes.

Como cada año, las fiestas de San Pedro Bautista se han cerrado con el cambio de los dos mayordomos para 2025. Mónica Martín Fernández y Jorge (hermanos) portarán en las celebraciones  de febrero y julio los dos cetros con la imagen del Santo que les acredita como tales. ¡Enhorabuena a la familia Silvestre!