La acogida del espectáculo dedicado a las bandas sonoras de Disney superó todas las previsiones en Ávila, donde el público respondió de forma masiva. El recital, celebrado el 7 de diciembre, convirtió el recinto en un hervidero cultural al alcanzar un lleno que llevó a la organización a colgar el cartel de "no hay billetes" y a colocar localidades adicionales para intentar absorber la demanda.

Antes de que se abrieran las puertas, una cola cruzaba la plaza exterior, anticipando el ambiente que se viviría dentro. Las 320 butacas disponibles se ocuparon en apenas unos minutos y, pese a la instalación de sillas supletorias, más de 50 asistentes se quedaron sin poder acceder.

La propuesta, respaldada por la Facultad de Educación y Turismo de la Universidad de Salamanca y el Ayuntamiento de Ávila, apostó por una puesta en escena renovada bajo la batuta de Luna Aldir García y Bohdan Syroyid. La actuación generó una convivencia creativa entre disciplinas: las voces de la Coral Universitaria ‘Campus de Ávila’, integrada en un programa de aprendizaje-servicio intergeneracional, se combinaron con las coreografías de las gimnastas del CD 88 Torreones.

El soporte musical estuvo a cargo de un ensemble instrumental formado por Natalia Aldavero y Rocío González (clarinetes), Javier García Negrete (guitarra) y Bohdan Syroyid (piano). Ellos guiaron al público por un viaje sonoro que recorrió algunas de las páginas más queridas del cine de animación.

Los más pequeños protagonizaron algunos de los momentos más espontáneos al levantarse a bailar con canciones tan reconocibles como ‘Suéltalo’, ‘Bajo el mar’ o ‘El ciclo de la vida’. El repertorio también reservó espacio para piezas de mayor intimidad como ‘Recuérdame’ y para guiños al cine clásico con fragmentos de La Pantera Rosa y Cinema Paradiso.

La comunión entre artistas y espectadores culminó en un bis improvisado. En sintonía con el ambiente prenavideño, todo el auditorio se sumó a la interpretación colectiva del villancico ‘Los peces en el río’, un cierre vibrante que puso broche a una tarde en la que la música volvió a demostrar su poder.