
Denuncian la situación en que se encuentran diversas calles del casco histórico de la capital como consecuencia de haber desviado gran parte del tráfico por las mismas, conllevando "incomodidad e inseguridad constante y grave que sufrimos los peatones, particularmente los ancianos, los niños y las personas con discapacidad, porque no podemos circular con normalidad por las aceras al ser invadidas por los vehículos".
A la par, en íntima relación con el problema del tráfico, reclaman "la conveniencia de hacer peatonal el casco histórico como forma de poder potenciar la vida ciudadana y comercial en una zona que viene languideciendo de día en día desde hace años y que está abocada al despoblamiento y a la ruina económica si no se toman medidas".