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El reloj de la Puerta del Sol ya está listo para dar la bienvenida al 2026
Unas estrechas y antiguas escaleras de caracol conducen hasta un pequeño habitáculo donde se encuentra el mecanismo del reloj
Una vez más, el segundero y el minutero del reloj de la Puerta del Sol se encuentran listos, engrasados y a punto para dar la bienvenida al nuevo año 2026, después de haber sido sometidos a un proceso de rehabilitación el pasado mes de marzo.
En la última planta de la sede de la Presidencia de la Comunidad de Madrid, unas estrechas y antiguas escaleras de caracol conducen hasta un pequeño habitáculo donde se encuentra el mecanismo del reloj que, cada 31 de diciembre, marca el ritmo de la despedida del año y da el primer saludo, con su inconfundible sonido, a una nueva vuelta al sol, relata EFE.
Allí, Jesús López-Terradas, su relojero, acude cada semana, sea o no vacaciones, para subir las pesas, engrasar y limpiar todos los mecanismos que permiten que funcione con milimétrica exactitud. "Está preparado durante todo el año", asegura con tranquilidad en una entrevista con EFE.
"Si no viniéramos todas las semanas, el reloj se pararía porque la reserva de marcha de la caída de las pesas es de una semana. Cuando llegan estos días, el mecanismo de la bola hay que prepararlo, engrasarlo y ponerlo a punto para que todo funcione bien", explica el relojero, quien lleva al mando de esta maquinaria desde 1997.
Como cada Nochevieja desde entonces, López-Terradas no se tomará las uvas, ya que, junto a sus compañeros Pedro y Santi, dos profesionales de la Relojería Losada que se encargan de asegurar el sonido de los cuartos y las horas y el mecanismo de la bola, permanecerán en esa pequeña habitación pendientes de que nada falle.
"Sí, estamos aquí los tres, que venimos tanto el día 30 como el 31, pendientes de que todo el mundo se coma las uvas; pero si te pones a comer las uvas, a lo mejor no miras y no estás donde tienes que estar", indica.
Aunque si hay una última noche del año que destacaría sobre las demás es la vivida para dar entrada al nuevo milenio, en el año 2000, que si bien en lo referente al mecanismo del reloj todo transcurrió exactamente igual, el hecho de cambiar de siglo fue "algo distinto".
Una de las grandes novedades que conllevará esta jornada es que será la primera gran prueba de este reloj de 1866 después haber pasado por una gran rehabilitación en el mes de marzo, en la que permaneció parado durante 17 días por primera vez en 30 años.
"Es un reloj que trabaja durante todo el año noche y día sin parar y llega un momento en el que cuando lo estás limpiando y ves los desgastes dices: 'Ahora hay que limpiarlo y desmontarlo'. ¿Para qué? Para que no se pare por defecto", comenta López-Terradas.
Como siempre, todas las cámaras, focos, móviles y miradas se dirigirán hacia esas agujas durante los minutos previos al cambio de año, pero el relojero se muestra tranquilo porque, si bien existe la posibilidad de que ocurra cualquier cosa, la probabilidad de que falle es "prácticamente nula".
"Ahora hay que colocar los altavoces porque las campanas se oyen bien, pero cuando se llenan la plaza y las calles, con tanta aglomeración de gente, no se escuchan"; añade a EFE.
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