El Parlamento iraní plantea bloquear el paso por una vía clave para el suministro energético mundial, intensificando el riesgo geopolítico en una región inestable
Así son Fordó, Natanz e Isfahán, las tres instalaciones nucleares que Trump ha atacado en Irán
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El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció este sábado que las Fuerzas Armadas estadounidenses han completado con "gran éxito" un ataque contra tres de las principales instalaciones nucleares de Irán: Fordó, Natanz e Isfahán. Se trata de los primeros bombardeos directos de EE.UU. sobre suelo iraní en el marco del actual conflicto entre Israel y la República Islámica, que se ha intensificado desde mediados de junio.
"Hemos completado con gran éxito nuestro ataque contra las tres instalaciones nucleares de Irán incluyendo Fordó, Natanz e Isfahán", declaró Trump a través de su red Truth Social.
Según el Pentágono, la ofensiva incluyó el despliegue de bombarderos estratégicos B-2 con bombas anti-búnker de gran tonelaje sobre Fordó, mientras que misiles Tomahawk lanzados desde submarinos impactaron Natanz e Isfahán.
A pesar de la magnitud del ataque, la Organización de Energía Atómica de Irán (OEAI) aseguró que no se ha registrado contaminación radioactiva. A continuación, repasamos los puntos clave sobre las instalaciones atacadas:
Fordó: el búnker nuclear de Irán
Situada a unos 90 km al suroeste de Teherán, cerca de Qom, Fordó es una de las instalaciones nucleares más críticas del país. Oculta 80 metros bajo tierra, su ubicación fue pensada para resistir bombardeos, aunque sólo EE.UU. dispone de armamento capaz de alcanzarla.
Descubierta en 2009, esta planta fue objeto de controversia internacional. Tras el acuerdo nuclear de 2015 (JCPOA), Irán se comprometió a convertirla en un centro de investigación. Sin embargo, tras la salida de EE.UU. del pacto en 2018, Irán reanudó el enriquecimiento de uranio.
En mayo, el OIEA advirtió que Fordó estaba produciendo uranio enriquecido al 60% -cercano al 90% requerido para uso militar- y que con sus reservas actuales, Irán podría fabricar hasta nueve armas nucleares en tres semanas.
Natanz: el corazón del enriquecimiento a escala industrial
La instalación de Natanz, ubicada en el centro del país, alberga dos plantas clave: la planta subterránea de enriquecimiento de combustible (FEP) y la planta piloto (PFEP).
Actualmente, Natanz cuenta con unas 16.000 centrifugadoras, de las cuales unas 13.000 están activas, enriqueciendo uranio al 5%. Según el OIEA, los ataques recientes destruyeron parte de la infraestructura eléctrica y causaron daños en salas subterráneas, lo que podría haber afectado el funcionamiento de las centrifugadoras.
Este centro fue blanco también de los bombardeos israelíes iniciados el 13 de junio.
Isfahán: centro estratégico de conversión y fabricación
La ciudad de Isfahán alberga el Centro de Tecnología Nuclear de Irán, que incluye una planta de conversión de uranio (UCF) y otra de fabricación de placas de combustible (FPFP). Estas instalaciones permiten procesar el uranio en hexafluoruro, el material base para alimentar centrifugadoras.
Además, el centro contiene equipamiento para fabricar uranio metálico, un paso esencial en la construcción del núcleo de una bomba nuclear. Según el OIEA, también se fabrican allí componentes de centrifugadoras.
En semanas recientes, Isfahán había sido ya parcialmente destruida en ataques israelíes.
Escenario internacional y reacciones
Estos ataques de EE.UU. marcan un nuevo nivel de implicación directa en el conflicto entre Israel e Irán, y han generado una cascada de reacciones internacionales. Aunque Irán ha negado sistemáticamente que su programa nuclear tenga fines armamentísticos, su avance técnico preocupa a las potencias occidentales.
Por el momento, las autoridades iraníes no han confirmado daños estructurales graves ni víctimas humanas. Tampoco han anunciado una respuesta militar inmediata, aunque se espera que la tensión en la región siga aumentando.
Trump, en su mensaje, pidió a Irán que "no responda militarmente" y advirtió que "los futuros ataques serán más grandes y más fáciles", una retórica que podría alimentar una escalada de consecuencias imprevisibles en toda la región.
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