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Castilla y León y la población de garzas: de las especies a las provincias en la que anidan
A pesar de su amplia distribución, alrededor de la mitad de la población de garzas se concentra únicamente en tres localidades
Castilla y León, según el último censo realizado, tiene una población estimada de 335-362 parejas de cinco especies de garzas, localizadas en 20 enclaves de cría de las 63 localidades prospectadas
En el marco del Plan de Monitorización del Estado de Conservación de la Biodiversidad en Castilla y León, desarrollado por los agentes medioambientales, celadores de Medio Ambiente y técnicos de los Servicios Territoriales de Medio Ambiente, junto con el apoyo de personal técnico de la Fundación del Patrimonio Natural, en 2024 se abordó el censo regional de las garzas coloniales más escasas presentes como reproductoras habituales en Castilla y León: martinete común, garcilla bueyera, garceta común y garza imperial, pero durante los trabajos de prospección y censo se han tenido en cuenta las citas o localizaciones de reproductores o posibles reproductores del resto de especies que integran este grupo y afines, como es el caso de la espátula común. Aparte, se ha abordado el censo de avetoro en los humedales con presencia más regular en la Comunidad durante los últimos años.
Durante el seguimiento realizado en el año 2024, entre los meses de enero y agosto, se estimaron entre 335 y 362 parejas de garzas nidificando en 20 enclaves de cría. De las nueve especies europeas de ardeidas - seis de las cuales se reproducen habitualmente en Castilla y León-, salvo la garza imperial y el avetoro común, que prefieren instalar sus nidos sobre medios palustres, el resto -martinete, garceta común y garcilla bueyera- eligen habitualmente las copas de los árboles para criar.
La especie más abundante fue el martinete común, con una estimación de 134-142 parejas repartidas en 5 enclaves. Por otro lado, únicamente se han detectado entre 5 y 7 parejas de garceta común en 3 colonias de cría. Además, se contabilizaron entre 114 y 123 parejas de garza imperial en 13 localidades, y entre 71 y 78 parejas de garcilla bueyera en 3 colonias.
Asimismo, se detectaron entre 11 y 12 parejas de espátula común en tres localidades diferentes. La especie más amenazada es el avetoro común, del cual no se ha registrado ningún territorio ocupado en las diferentes localidades prospectadas en el sur de la provincia de León.
Las principales localidades de cría son el embalse de Tímulos, en el río Duero a su paso por la localidad de Toro (Zamora), con 85 y 95 parejas de cuatro especies; la segunda colonia es La Viuda, en el entorno del río Bernesga (León) con 56 y 57 parejas de dos especies de ellas; y la tercera colonia en importancia se sitúa en las cercanías del embalse de Ricobayo, en Zamora, con 33 y 39 parejas reproductoras de tres especies.
Por provincias, los resultados fueron los siguientes: en Ávila, Burgos, Segovia y Soria no se localizaron parejas reproductoras de las especies de garzas objeto de seguimiento; en León se detectaron 56 y 59 parejas de 3 especies repartidas en 2 localidades (33-34 de garcilla bueyera, 23 de martinete común y 2 de garza imperial); en Palencia se detectaron 64 y 65 parejas de 3 especies repartidas en 3 localidades (34-35 de garza imperial y 30 de martinete); en Salamanca, se contabilizaron 24 y 25 parejas de 3 especies en 4 localidades (1 de garceta común, 12 de garza imperial y 11-12 de espátula común). En Valladolid, se detectaron 18 y 24 parejas de una sola especie repartidas en 5 colonias (18 y 24 parejas de garza imperial). Por último, en Zamora se detectaron 173 y 189 parejas de 4 especies repartidas en 5 localidades (81-89 de martinete, 38-44 de garcilla bueyera, 50 de garza imperial y 4-6 de garceta común).
La espátula común continúa su expansión en Salamanca
Las primeras observaciones de espátula común nidificando en Castilla y León se produjeron en el año 2006, cuando fue descubierta una pequeña población reproductora en una colonia de garzas reales en un pinar próximo al embalse de Rosarito, en el municipio de Candeleda (Ávila), contabilizándose cinco parejas que sacaron adelante 12 pollos. En el año 2007 fueron seis parejas en esta misma localidad, sacando adelante un mínimo de 14 pollos. Esta colonia estuvo ocupada hasta el año 2015, cuando se trasladó a una cercana localización ya en la provincia de Toledo.
Posteriormente, la especie se ha reproducido de forma dispersa en otras localidades de Castilla y León. En el año 2016, se localizaron tres nuevas localidades de cría, dos en la provincia de Zamora y una en la provincia de Palencia. Por un lado, seis parejas criaron integradas en una colonia mixta de ardeidas junto con martinetes comunes, garcetas comunes, garcillas bueyeras y cormoranes grandes, sobre una sauceda, en una cola del embalse de Ricobayo (Zamora), logrando sacar adelante diez pollos entre cinco parejas. A las que hay que sumar otra pareja integrada en una colonia de garza real y cigüeña blanca en un encinar próximo a las lagunas de Villafáfila.
En Palencia, una pareja nidificó de forma aislada, en una isla formada en una gravera inundable en el municipio de Becerril de Campos, que fracasó durante el proceso de incubación.
En el año 2019 se localizó una pareja que inició la reproducción en unas graveras cercanas a la ciudad de Zamora. Durante el censo nacional realizado en el año 2020 no se detectó ninguna pareja reproductora en las diferentes localidades muestreadas en Castilla y León. En 2022 se estimó un tamaño poblacional de 8 parejas reproductoras detectadas en una solo colonia de la provincia de Salamanca, cercana al municipio de Sancti Spiritus. En 2024 se ha estimado un tamaño poblacional de entre 11 y 12 parejas en tres localidades.
De la primera reproducción detectada en Castilla y León en 2006 se ha pasado a media docena de localidades diferentes registradas hasta 2024, aunque sólo unas cuantas parecen mostrar regularidad en el tiempo.
Las garzas en Castilla y León, vivir en colonia
Los principales ríos y humedales de Castilla y León constituyen una amplia red de ecosistemas que desempeñan un papel fundamental en la regulación de los procesos biológicos y geológicos de los lugares donde se asientan. Además, contribuyen notablemente a aumentar la diversidad biológica y paisajística de su entorno, constituyendo verdaderas islas biológicas como importante refugio para especies animales y vegetales. Entre estas especies de animales destacan la familia de las garzas (Ardeidae), grupo de aves bastante uniforme, tanto morfológicamente -grandes patas, cuerpo esbelto, pico fuerte y aguzado y amplias y redondeadas alas- como en cuanto a sus pautas de comportamiento, ya que durante la primavera se concentran formando colonias de cría.
Las ardeidas forman una familia con representación regular en Castilla y León de ocho especies: el avetoro común (Botaurus stellaris), el avetorillo común (Ixobrychus minutus), el martinete común (Nyctycorax nycticorax), la garcilla bueyera (Bubulcus ibis), la garceta común (Egretta garzetta), la garceta grande (Ardea alba), la garza real (Ardea cinerea) y la garza imperial (Ardea purpurea), más una novena especie con presencia accidental: la garcilla cangrejera (Ardeola ralloides). Además, dos especies afines de otra familia muy cercana, Threskiornithidae, están también presentes: la espátula común (Platalea leucorodia), con presencia regular durante los pasos migratorios y muy puntual e irregular durante el periodo reproductor, y el morito común (Plegadis falcinellus), con presencia accidental, aunque progresivamente más habitual.
Este grupo de aves, debido a su íntima relación con los ecosistemas, son indicadores del estado de salud de los mismos. Por esta razón, desde el año 2019 hasta la actualidad, la Consejería de Medio Ambiente, Vivienda y Ordenación del Territorio ha realizado el censo anual de las colonias de garzas reproductoras presentes en Castilla y León y su seguimiento a largo plazo representa una herramienta fundamental para establecer medidas adecuadas de gestión y conservación.
Este seguimiento anual permite obtener una imagen fija de cada una de las especies y poblaciones reproductoras a nivel regional, y contribuye a revelar la importancia que tienen las diferentes zonas húmedas de la Comunidad para la reproducción de estas aves acuáticas.
El aspecto más relevante de este programa es su capacidad para proporcionar tendencias de poblaciones de aves a medio y largo plazo, mediante la recogida de datos de forma estandarizada y periódica: recuentos efectuados con la misma metodología y en los mismos sitios cada año. De esta forma, se dispone de información sobre la evolución de las poblaciones reproductoras y su estado de conservación, así como su distribución, teniendo en cuenta que esta información es crucial para su gestión y conservación.
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