El Brindis
Brindamos con......Enopión y Hebe, mayo de 2017
¿Te acuerdas? habíamos quedado en comprendernos.
Tus ojos cerrados y posados en mí, tus manos sobre el regazo sujetando con cariño un buen vino, joven, cálido y fresco, con aromas a monte bajo, a trabajo bien hecho, a horas de campo y viña. Te susurro al oído la música " Carnival of lost Souls, Nox Arcana " y comenzamos.
“De aquel jarro de vino, que a nadie perjudica
Llena tu copa y bebe, y sírveme a mi otra,
Muchacho, antes de que haga, sin prestar atención,
Con tu tierra y la mía un jarro el alfarero”
Omar Kayyam.
A lomos de Asterión, cruel minotauro, Pesifae se pasea entre coqueta y melancólica junto a su nieto Enopión, hijo de Dioniso y Ariadna, rey de la isla griega de Quíos y el primero en enseñar a sus habitantes cómo cultivar la vid y producir vino tinto. Junto a ella, Heba, hija de Zeus y Hera escancia con soberbia maestría vino de las ánforas para agasajar a los dioses y les dice: “bebed, que el vino aumenta la fuerza del hombre agotado por los trabajos y las penalidades de la guerra, y si el vino es bueno para el hombre, os hará gozar de los pocos placeres terrenales, alejando las preocupaciones, olvidando la vejez y la muerte”.
Y los dioses, sumidos en la algarabía que dan los banquetes como actos de beber juntos, empiezan a perderse entre el alcohol y el tiempo, hasta que el deseo y las ganas les dicen basta.
“Aparece ahora el amor, desaparece la tristeza, estallan las risas, el pobre se cree rico, las inquietudes se borran de la antes arrugada frente, el corazón se ensancha y la sinceridad resplandece (Ovidio) y sabes, la medida exacta de la bebida está en el equilibrio entre tus pies y tu espíritu “.
Atenea culta y soñadora anima con lecciones de historia a sus hermanos “El vino tinto y el arte de plantar, así como también el acto de tender las vides fue hecho primeramente por los habitantes de Quíos, ellos fueron los primeros en aprender el arte de Enopión, hijo de Dioniso”.
Y en este paraíso terrenal aparece el romano Liber Pater, dios libre, liberador, del delirio místico, fálico y fértil y con su sorna anima a Dioniso a cantar, a bailar torpe, a jugar con las ninfas, a crear constelaciones. Y así Dioniso crece, enloquece y se pierde por el universo y, acompañado de sátiros, bacantes y bestias, le canta poemas de amor y vino a Cibeles.
“Demócrates, deléitate y bebamos,
Que para siempre no hemos de durar,
Ni puede para siempre nadie estar
En esta vida en que ahora holgamos.
Y pues perdemos cuanto acá dejamos,
Con ungüento oloroso nos untar
Y guirnaldas la frente coronar
Se procure, que al fin llegamos.
La honra que merece la mortaja
Quiero me la yo hacer en este mundo
Y remojarme en cuánto vino sé;
Que si de acá me llevo esta ventaja,
Cuando después llegare en el profundo
Ahógueme el diluvio de Noé.
Hurtado de Mendoza
Licenciosa y orgiástica Hebe rejuvenece, como el vino, a los ancianos, en forma de fragante ambrosía. Y las lenguas desnudas estallan en una guerra de epigramas.
Ninguno de los hombres, tan pronto como la tierra lo cubre
Y ha descendido al Érebo, residencia de Perséfone,
Se delita ya ni escuchando la lira ni la tocador de aulos,
Ni tomando los presentes de Dioniso.
Solón.
Y allí donde haya una copa de vino, allí donde alguien ingiera el dionisíaco líquido, se encuentra el dios.
Y tú, en nuestra fiesta báquica
Acepta esta copa, tras el lavado de manos, llena y con buen rocío.
De cierto que Bromio al haber concedido
Este obsequio como algo placentero,
Lleva a todos al disfrute.
Y se van soltando las lenguas, y creciendo las ansias. Las bocas se abren y los rugidos desprenden de dentro mordaces, y el mudo se vuelve elocuente y todos escuchan con asombrosa atención. Y nace y crece el amor más intenso,
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“oh, Diosiso, dame tiempo para beber, divertirme y tener pensamientos justos”
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“ a mí una ánfora llena y tres ninfas”
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“Dioniso, si soplara mucho, aparta la pasión, y sumérgeme en el sueño, antesala de la muerte”.
Así el alcohol y el tiempo van dando paso al lirismo, al dormir apacible de sueños inquietos, mecidos, como iniciamos, con " Carnival of lost Souls, Nox Arcana " y vuelven nuestras copas a juntarse en un brindis vencido por el tiempo. El vino joven deja en mis labios el eterno reverberar de los frutos rojos, un ligero toque a campo que me transforma, ahora, en lo que de verdad soy. Y mis ojos recuerdan con entusiasmo la simpática imagen de “Los borrachos”, ese óleo sobre lienzo del genial Velázquez. Despierto del trance con ganas de ti.
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